lunes, 18 de abril de 2011

La Repetición del Nombre Divino


Diversas corrientes espirituales, en diferentes países y épocas, han resaltado la utilidad, para el desenvolvimiento espiritual, de la repetición vocal o mental de una palabra sagrada, o de alguno de los diversos nombres que el ser humano ha utilizado para referirse a lo Divino.


Los hindúes practican los mantras, y el yapam (o japam) es la repetición de un nombre de lo Divino.

En la tradición Budista se practica la repetición de fórmulas sagradas como: Om manipadme hum ("Om, joya en el loto del corazón");

En el Judaismo también se recitan frases como: Barukh Atah Adonai ("Bendito eres Tú, oh Señor"); Adonai, Adonai, El Rahum ve Hannun ("Señor, Señor, misericordioso y compasivo")

Los sufíes, como una forma de recordar a Dios (Allah), practican el Dhikr o Zikr ("invocación"), acto caracterizado por la repetición del nombre de Dios. El sufismo hace de la invocación del nombre Divino, Dhikr, un instrumento fundamental de su método.

“Que el devoto se siente a solas … y no cese de repetir continuamente “Alá, Alá”, centrando sus pensamientos en ello”. dice Al-Ghazali . 

En el Padre nuestro, oración cristiana dada a conocer por Jesús de Nazaret, según relatan los Evangelios, la primera petición es “Santificado sea tu Nombre”.

La palabra hesiquia proviene del griego y significa paz, tranquilidad. Los hesicastas aspiraban a una unión perfecta con Dios mediante la oración, fijando la mirada interior en el “lugar del corazón”, dentro de un profundo silencio interior. 

Su forma preferida era la oración de Jesús, en donde, con variantes, como por ejemplo: “Jesús, ten piedad de mi”, siempre estaba presente el nombre de Jesús, como eje central de esa oración continuamente repetida.

Esta tradición espiritual tuvo sus principales focos de actividad en los monasterios del Sinaí, y en el Monte Athos.




Monje del Monte Athos


La repetición continua del nombre de Jesús es una forma de oración utilizada desde hace mucho tiempo por los griegos cristianos y por ortodoxos rusos, y muchos han hecho de ella su oración fundamental y el sostén de su vida espiritual. Un ejemplo de esto aparece en el libro “Relatos de un peregrino ruso”.

El peregrino es un hombre afectado por diversas desgracias: tenía el brazo derecho inutilizado y,

habiendo sufrido la muerte de su esposa e hijo, decide peregrinar a diversos lugares sagrados. Sus únicos bienes son una alforja con pan duro y la Biblia.

Un domingo entró en una Iglesia y estaban leyendo una epístola de San Pablo que exhorta a “Orar sin cesar”. Estas palabras lo impactaron profundamente y se preguntó ¿cómo es posible orar sin cesar ?, siendo que tenemos tantas ocupaciones y distracciones.

Buscó a alguien que le enseñara a orar continuamente, hasta que finalmente encuentra un monje con experiencia (starets), quien le enseña a repetir constantemente la oración de Jesús.

Leemos en el Peregrino ruso: “el starets me dijo las siguientes palabras: la oración de Jesús, interior y constante, es la invocación continua del nombre de Jesús, con los labios, el corazón y la inteligencia, en el sentimiento de su presencia, en todo lugar y en todo tiempo, aun durante el sueño… se expresa por estas palabras: ¡Jesucristo, ten piedad de mí”.

El Peregrino la repite con perseverancia, hasta que se encuentra repitiéndola continuamente, en sus diversas actividades, y la oración “se introduce en su corazón”.

En el Prologo de la edición de “Relatos de um peregrino” (Relatos de un peregrino ruso), publicada en Brasil por ECE Editora, leemos unos párrafos iluminadores, que transcribimos a continuación (página12):

“… hay una presencia eterna en el hombre, una vocación divina, y eso en sí, es como un estado latente de oración interior”.

“Las tentativas conscientes para actualizar en sí esa presencia divina son también oración, constituyen ejercicios de oración. Ellas producen un efecto directo en el alma. Son impactos sucesivos que la van transformando continuamente, desechando las capas de inconsciencia que turban la parte divina que hay en cada ser”.

“Mas al mismo tiempo, quisiéramos invitar al lector a descubrir, no solo en el peregrino, sino también en las almas, un modo particular de ser que puede llamarse estado de oración. Es un acto simple, independiente del tiempo y de la acción, que fija al ser, estáticamente, en un punto interior, como centro fijo de su existencia. Este estado es la ofrenda permanente del alma a través de la Renuncia”.

“Por eso la vida interior espiritual no se alcanza sólo con la oración como ascética, sino con la oración como estado, permanente”.

“Esto es lo que el peregrino buscaba: el estado permanente de oración, cuando procuraba incansablemente la oración continua. Y así, conseguir vivir en permanente ofrenda de sí mismo y penetrar los misterios divinos, para entregarlos en forma pura y simple, y siempre actual, a todos los hombres”.

En el libro “Invocación del nombre de Jesus” leemos: “No pensemos que por haber transcurrido cierto tiempo con la invocación del Nombre sin “gustar” nada, se haya utilizado mal el tiempo y el esfuerzo haya sido poco fructífero, sino que por el contrario, esta oración, en apariencia estéril, puede ser mas agradable a Dios que los momentos de rapto, si está libre de cualquier búsqueda egoísta de gozo espiritual; esa es la oración pura, la desnuda voluntad… la vigilia tranquila en el Nombre no puede dejar de producir bendición y fuerza”.





Para el sufismo, el dhikr, la repetición del Nombre Divino, como oración continua, es como una corriente arrolladora que, además de eliminar los atributos negativos, pule e ilumina el corazón del discípulo. Es decir, que purifica su mente y su corazón, desligándolo de la actitud egocéntrica, egoísta, y así, lo hace apto para percibir y sintonizar con la corriente divina que siempre estuvo allí, en su interior.

Para Anthony de Mello, el Nombre Divino es un “sacramental”, por el “poder contenido” en dicho Nombre. Para él, el Nombre no se limita a referirse a Dios, sino que lleva consigo “el poder, la gracia y la presencia de Dios”.

El maestro hindú Ramakrishna decía: “Dios y su Nombre son uno” y enseñaba a sus discípulos a practicar el yapam, la repetición del Nombre de lo Divino.

El repetía con frecuencia el nombre de “Kali”, la Divina Madre del Universo, a quien adoraba continuamente, y era para él la manifestación de lo Absoluto, de lo Eterno; era lo Divino en su” aspecto de cercanía”, lo Inmanente, “la Conciencia que todo lo penetra”.

Para Ramakrishna una firme y sincera determinación de repetir el Nombre Divino regularmente es muy importante. De esta manera se vuelve un “yoga”, una manera de unirse con la Realidad última, en el propio interior del practicante, sin importar la actividad que se esté realizando, ni las situaciones externas. La mente, cuerpo y habla del practicante se llenan con la idea de la práctica de la repetición del Nombre Divino, así entonces, se manifestará la espiritualidad latente.

Ramakrishna decía que al ser humano actual le es muy difícil tratar de concentrarse directamente en lo Divino en su aspecto Trascendente (como buscaban hacerlo los antiguos Rishis, maestros que vivían en montañas apartadas, como el Himalaya), y por esto, consideraba que la repetición frecuente del Nombre de la Divina Madre era una práctica accesible y segura, que podía conducir al practicante a desapegarse de lo mundano y fijarlo interiormente en lo Divino.

En relación con el poder contenido en el Nombre Divino, la corriente del sufismo considera que el Nombre Divino implica una Divina Presencia, que se hace operativa en la medida en que el Nombre se convierte en un “centro de atención” en la mente del que Lo invoca.

De acuerdo a este enfoque, el hombre no puede concentrarse directamente en el Infinito, pero concentrándose en el símbolo del Infinito, alcanza al Infinito mismo. Cuando la mente se identifica con el Nombre, hasta el punto en que cada proyección mental es absorbida por la forma del Nombre, la Esencia Divina del Nombre se manifiesta espontáneamente, ya que esta forma sagrada no conduce a nada fuera de sí misma; no tiene ninguna relación positiva, excepto con su Esencia, y finalmente, sus límites son disueltos en esa Esencia. Así, la unión con el Nombre Divino se convierte en unión con Dios mismo.





Rumi. Místico sufí.


Etapas en la oración continua


Autores de diversas corrientes (cristiana, hindú y sufí) coinciden en señalar 3 etapas en la oración continua, dentro de un proceso de interiorización y creciente fijación interior:


1. Oración de los labios


2. Oración mental (repetición mental automática)


3. Oración del corazón (subconsciente).

Una forma de comenzar puede ser dedicando todos los días un tiempo regular y preestablecido a la invocación del Nombre Divino elegido, hasta que se vaya haciendo un hábito.

Al comienzo la repetición del Nombre Divino puede ser una oración vocal (en voz audible o formada silenciosamente por los labios y la lengua). Con el tiempo la oración se hace mas interior y el intelecto repite el Nombre, sin ningún movimiento exterior de los labios.

A medida que aumenta la interiorización, la atención en la oración se hace más continua.

La oración adquiere poco a poco su ritmo propio, comienza a repetirse espontáneamente, hasta que finalmente, la oración “entra en el corazón”, como si su ritmo se identificara con los latidos del corazón. Así, la práctica de la oración, en forma continuada, puede conducir al estado de oración.

“Al cabo de cierto tiempo noté que la oración se originaba sola dentro de mi corazón,

es decir que mi corazón, latiendo con toda regularidad, se ponía en cierto modo a recitar

las palabras santas a cada latido …. Dejaba de mover los labios y escuchaba con atención lo que decía mi corazón”. Peregrino ruso.

Al comentar la práctica del dhirk (práctica del recuerdo de Dios) de los sufíes, Al-Ghazali recomienda: “Que el devoto se siente a solas … y no cese de repetir continuamente “Alá, Alá”, centrando sus pensamientos en ello . Que continúe hasta que … descubra que su corazón persevera… Si sigue el camino señalado … la luz de lo Real brillará desde su corazón”. (Herbert Benson, 1977, p. 110).

Esta etapa, descubrir el “lugar o morada del corazón», constituye el fundamento del hesicasmo, de la mística de los sufies y de aquellas corrientes espirituales que se orientan hacia una “mística del corazón”.

La fijación interior, en esta “morada del corazón”, punto de encuentro entre lo humano y lo Divino, corresponde a la práctica de la Presencia Divina. Ya aquí el intelecto y el corazón están unidos, y orientados hacia aquello que siempre ha sido el anhelo de todos los que recorren el camino místico: la unión con lo Divino.





“Recuerda esto, oh mente mía. Nadie es propiamente tuyo.


Vano es tu vagar por el mundo.

Atrapada en la sutil velada de maya como estás,

no olvides el nombre de la Madre …”

Evangelio de Ramakrishna



“Tomando el nombre de la Divina Madre,

sumérgete hondo, oh mente,

en las profundidades insondables del corazón”.

    Evangelio de Ramakrishna




Bibliografía:

Relatos de um peregrino. 1978.Sao Paulo: ECE Editora.
El Sermon del Monte según la Vedanta. Swami Prabhavananda (2003), Buenos Aires: Edit. Kier.
La oración del corazón. Olivier Clement (1981). Buenos Aires: Lumen.
Arte de la oración. Chariton de Valamo. (1979). Buenos Aires: Lumen
Invocación del nombre de Jesús. (Un monje de la Iglesia de Oriente) (2009). Buenos Aires: Edit. Claretiana.
Contacto con Dios. Anthony de Mello (1991). Bilbao: Edit. Sal Terrae.
Sadhana, un camino de oración. Anthony de Mello (1992). Bilbao: Edit. Sal Terrae.
Respuesta de relajación. Herbert Benson (1977). Barcelona: Edit. Pomaire.
El evangelio de Ramakhisna. Mahendranath Gupta. (1979). Buenos Aires: Edit. Kier.

domingo, 13 de marzo de 2011

La actitud devocional en la meditación y la oración


Traducción resumida del tema correspondiente, del libro: “Méditation créatrice et conscience multidimensionnelle” (Meditación creadora y consciencia multidireccional) de Lama Anagarika Govinda. (Edit. Albin Michel, Paris, 1979, p. 167-178).

(Colaboración de César Anselmi).

Toda religión reconoce un valor supremo. Las religiones teístas lo llaman Dios, las religiones no teístas lo llaman Tao, Nirvana, perfecta Iluminación.
Dentro de las religiones teístas se ha definido la oración como una comunión con Dios o un diálogo con Dios; dentro de las religiones no teístas, puede definirse la oración como un estado de aspiración intensa para alcanzar el más alto estado de perfección o de plenitud, la realización de la perfecta Iluminación.

En su sentido más amplio, la oración es “una dirección del corazón” y presupone una polaridad mental o espiritual entre el hombre y Dios, o lo finito e infinito, lo individual y lo universal, lo imperfecto y lo perfecto. En el Cristianismo , Judaísmo y el Islam, el polo individual humano es conocido como el alma, el polo divino como el Creador; en el Hinduismo, son el jivatman y Brahman o Paramatman; en el Budismo, la conciencia de sí limitada y la consciencia universal potencial, que está latente en todo ser sensible.

De este modo, la oración surge de un estado de tensión creadora entre lo humano y lo divino, la consciencia de imperfección y el ideal de plenitud, de perfección, entre el estado actual de ignorancia, de ilusión y el estado futuro anhelado de liberación: el despertar de la ilusión de la separatividad, en la integralidad de la vida.

El objetivo de la oración no es eliminar esta tensión, sino transformarla en una fuerza creadora, estableciendo una cooperación armónica y significativa entre los dos polos aparentemente contradictorios, pero en realidad complementarios.

Así la oración se convierte en una fuente de fuerza y de certeza y no en solamente un sedante o un tranquilizante.

La paz interior que proviene de la oración es debida a la creación de un equilibrio entre las fuerzas de nuestra consciencia individual y las vastas potencialidades de nuestra consciencia profunda, por la cual participamos de esa vida más vasta que abarca al universo y la enlaza a cada ser viviente.

Como la oración es una “una dirección del corazón” (es decir, del centro interior de un ser humano que participa igualmente de su consciencia individual y de la consciencia supra-individual), ofrece un acceso positivo y activo al tesoro escondido de la experiencia universal.

La oración es la lámpara gracias a la cual podemos descubrir aquello que necesitamos en nuestro camino espiritual hacia la plenitud.


La oración hace a nuestra mente consciente de su interior y transforma en fuerzas activas, las fuerzas potenciales de lo profundo de sí, porque haciendo consciente lo inconsciente, transforma la simple idea de la universalidad del hombre en una experiencia viva de esa universalidad.
Nuestra mente se orienta hacia su interior a fin de tomar consciencia de su fuente universal y de utilizar su inmenso potencial en la búsqueda de su plenitud última y de la perfecta iluminación.

La oración lo llevará al encuentro de lo que busca si se desprende de los deseos egoístas.

Las experiencias de la vida y el ejemplo de aquellos que han alcanzado la perfección enseñan que, partiendo de un estado de imperfección se puede alcanzar la perfección y que los sufrimientos derivados de nuestras pasiones son justamente las fuerzas que nos conducen a la liberación.

El desenvolvimiento de la vida individual en el universo no parece tener otro objetivo que el de hacernos conscientes de nuestra propia esencia divina y, dado que este proceso ocurre continuamente, el representa un nacimiento perpetuo de lo divino, o para decirlo en términos del budismo, la aparición continua de Seres iluminados, en cada uno de los cuales la totalidad del universo deviene consciente.

Estos Iluminados son los que el Mahayana denomina “el número infinito de Budas” o, en la medida en que influyen activamente en el desenvolvimiento de la humanidad, los Bodhisattvas. Estos últimos representan las fuerzas activas que emanan de aquellos que han alcanzado el estado supremo de la consciencia, que inspiran y ayudan a todos aquellos que se esfuerzan por alcanzar la liberación.

Los Bodhisattvas surgen por el bien de todos los seres que viven y sufren.
Aunque ellos se manifiesten en innumerables formas individuales, en espíritu, no son más que uno.




Como ejemplo de la profunda devoción que impregna al aspirante, se citan algunos pasajes del “Bodhicharyavatara” de Shantideva, que describen el despertar de la luz interior, la practica del Bodhisattva en el camino a su Iluminación.

El aspirante experimenta, en la oración, la entrega total de sí mismo y la transformación interior resultante de la toma de consciencia de sus defectos y debilidades.

“No me daba cuenta que soy solamente un viajero, que pasa por este mundo.
Noche y día, sin detenerse, la vitalidad disminuye y la muerte se aproxima. Desde ahora, por lo tanto, tomo refugio en los grandes y poderosos protectores del mundo. Con las manos juntas, imploro a los Perfectos iluminados en todas las regiones del universo; puedan ellos hacer brillar la luz de la verdad, por todos aquellos que son llevados, por su ilusión, a los abismos del sufrimiento”.

El devoto se ofrece a sí mismo como “un instrumento de su paz” (puede compararse con la hermosa oración universal atribuida a Francisco de Asis):

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga vuestra luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto
ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

El aspirante renuncia a los frutos de sus buenas acciones y, en lugar de preocuparse de sí mismo, hace votos de consagrarse al bien de todos los seres vivientes.
El participará de los sufrimientos de sus semejantes, a fin de inspirarlos y ayudarlos en el camino de su liberación, en vez de reposar en el pedestal de sus propias virtudes, disfrutando del fruto de sus buenas acciones.

“Cualquier mérito que pueda haber adquirido, que pueda disminuir la pena de todos los seres vivientes. Los méritos que pueda haber adquirido en todas mis vidas sucesivas, por el pensamiento, palabra o acción, los brindo para el bien de todos los seres vivientes.
Nirvana implica renunciar a todo, y mi corazón aspira al nirvana. Si debo abandonarlo todo, ¿no es acaso mejor donarlo todo a los seres vivientes ?.
Me consagro al bien de todos los seres vivientes. Que puedan todos alcanzar la Iluminación”.

Cultivar una actitud de bondad y amor e impregnar conscientemente al mundo de pensamientos de compasión, con un corazón pleno de amor, “como una madre protege a su hijo, aunque peligre su propia vida”, es un “estado divino”.
El amor del que se habla aquí es más que la buena voluntad humanitaria.

Los otros elementos constitutivos de ese “estado divino”, que brotan naturalmente de su amor sin límites, son la compasión, la simpatía alegre, es decir, el compartir los sufrimientos y las alegrías de su prójimo, y finalmente, ese estado de ecuanimidad que no puede ser afectado ni por sus propios sufrimientos ni por sus propios éxitos.

El amor y la compasión se basan en la profunda comprensión de la unidad esencial de la vida y de las relaciones mutuas entre todos los seres sensibles.
El amor desinteresado de una madre no es el producto de una exigencia moral sino que se basa en la unidad esencial entre la madre y el niño.

Esta convicción es alimentada por las experiencias de la meditación, en la que la oración es el primer paso. Se utilizan las palabras para orientar el espíritu hacia una cierta dirección, y mientras más avanza, menos tiene necesidad de las palabras.

Al fin, la oración deviene en mantra, lenguaje creador, palabras de poder, que despiertan las fuerzas dormidas del alma; el espíritu del orante se sumerge en el océano de su conciencia profunda, donde la realidad de una vida más grande, que lo une a todos los seres vivientes y al espíritu mismo de los Seres iluminados, se revela a el por experiencia directa, más allá de las palabras y los conceptos.

La oración es un acto por el cual abrimos nuestro corazón a nuestro espíritu y cuando nos abrimos, no solo permitimos a la luz penetrar, sino que creamos la primera brecha en los muros de la prisión que nosotros mismos hemos construido y que nos ha aislado de nuestros semejantes.

En la medida en que la luz se cuela en nosotros y nos hace reconocer nuestra verdadera naturaleza universal, que nos une a todo lo que existe, dentro de la infinitud del tiempo y el espacio, nuestro amor y nuestra compasión por todos los seres que viven y sufren, brotan de nosotros como una poderosa corriente que abraza al mundo entero.

Así, la oración se convierte en un acto de devoción doble: hacia las fuerzas de la luz y hacia nuestros semejantes.
Las fuerzas de la luz no son un ideal abstracto, sino una realidad viviente, incorporada dentro de los grandes Maestros de la humanidad, que veneramos como Iluminados.

Mientras más nos colocamos intensamente en su presencia, mas ellos toman vida dentro de nuestra consciencia, más profundamente los sentimos en respuesta a su amor, en admiración de lo que hacen, en reconocimiento de su enseñanza, y más tienen ellos la capacidad de obrar en nosotros.

En lugar de simplemente adorar nuestro ideal, debemos convertirnos en nuestro ideal, identificarnos con él, a fin de poder vivirlo igualmente dentro de nuestras actividades exteriores y nuestra vida cotidiana.

Un ideal no se convierte en una fuerza activa efectiva, sino cuando es experimentado y sentido como una realidad siempre presente, como ocurre en los estados superiores de la meditación o en la visión interior.

En la meditación, el que medita no es más que uno con su ideal.


Lama Anagarika Govinda (Ernst Hoffman) (Alemania 17-5-1898 - California 14-1-1985)

Fue filósofo e integrador de oriente y occidente. Pasó gran parte de su vida, como adulto, en Sri Lanka, la India y el Tíbet. Estudió y practicó el budismo perteneciente a distintas tradiciones. Inicialmente formó parte de una orden theravada y posteriormente se convirtió en lama, siendo conocido por el trabajo que realizó, por más de veinte años, estudiando "a los pies de diferentes maestros” en ermitas y monasterios tibetanos. Fundador del movimiento budista Arya Maitreya Mándala, escribió varios libros, los cuales han sido publicados en alemán, inglés, francés, portugués, sueco, holandés y japonés. El Camino de las Nubes Blancas es su obra más conocida.

domingo, 6 de marzo de 2011

Lao Tse y el Tao

Entre las diversas corrientes y caminos espirituales no podría dejarse de mencionar, por su profundidad y trascendencia, al maestro chino Lao Tse, y su tratado sobre la virtud del Tao.
La palabra "Tao" suele traducirse al español como el camino o sendero. Pero, es fundamentalmente indefinible. Como dice Lao Tse en el primer párrafo del Tao Te King:
"El Tao que puede ser explicado no es el Tao eterno."
Lao Tse considera a la palabra Tao asociada a una realidad trascendente, anterior al Universo y al ser.




Tao


Para Lao Tse, el Tao es un vacío, un no-ser (wu) del que surge lo que es.
El primer párrafo del Tao Te King, continúa así:
“El Tao que puede ser explicado no es el Tao eterno.
Cuando no tiene nombre, es el Creador del Cielo y de la Tierra. Cuando tiene nombre, es la Madre de todas las cosas.
Estos dos aspectos son los de una misma cosa que, en su desarrollo, recibe los distintos nombres. Juntos son el Misterio, la puerta hacia la Sabiduría Suprema”. (Wolpin, S., P. 67)
El Tao se refiere a un poder que envuelve, rodea y fluye hacia todas las cosas, vivas y no vivas. Regula los procesos naturales y el balance del Universo.
El chi (término chino para energía o aliento) está asociado al Tao, porque el chi es la energía que circula en el universo, por lo que el Tao se puede expresar en el flujo del chi.




El Tao es la ley del todo. La noción del Tao expresa que lo único permanente en el universo es el cambio y que debemos aceptar esto, ser reversibles, adaptables, flexibles, para estar en armonía con el universo, con la ley del todo.
El concepto del Tao incorpora la armonía de los opuestos. Este aspecto es fundamental para comprender el pensamiento no solo de Lao Tse, sino el pensamiento chino, en general, y está asociado a la doctrina del yin (oscuridad, vacio, pasividad) y yang (luz, solidez, actividad) y su papel en la armonía universal y humana.
La doctrina del Yin y Yang expresa que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación.
El cambio es el flujo constante del ser al no ser, y viceversa, de lo posible a lo real, de lo potencial a lo concreto, de lo pasivo a lo activo, y viceversa, del yin al yang.

Estas ideas suelen simbolizarse por el yin y el yang confluyendo en un círculo.




Para Lao-Tsé, el yin y yang no son entidades confrontadas, sino que sus características opuestas se complementan para conformar así la totalidad del Tao. De esta forma, los cambios naturales permiten que lo que se expresa como yin se vuelva yang, y viceversa. Esto permite el flujo natural de la energía (Chi).


Esta relatividad y cambio natural, permite la armonía, al hallar el equilibrio entre sus dos aspectos, aparentemente opuestos y complementarios.

“El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse no es el nombre inmutable.


La no existencia es el principio del cielo y de la tierra.
La existencia es la madre de todo lo que hay”.
Lao Tse. Tao Te King.



Bibliografía recomendada:
Wolpin, S. (1993). Lao Tse y su tratado sobre la virtud del Tao. Buenos Aires: Kier.

martes, 4 de mayo de 2010

Descargar libro de Arturo e Powell

Los siguientes temas y niveles que siguen este gran libro, son mas profundo, asi que les dejos los enlaces donde puede descargar el libro gratuitamente, asi podra estudiarse de una mejor manera para su comprension.

http://www.upasika.com/docs/powell/Arthur%20Powell%20-%20El%20doble%20eterico.pdf

http://www.scribd.com/doc/7041065/El-Doble-Eterico

si desean encontrar otros libros de este autor les recomiendo buscar en el segundo enlace, scribd en ella puede conseguir cualquier libro sobre conocimientos espirituales y esotericos.

algunos de estos libros son:

El doble eterico
El cuerpo mental
El cuerpo causal y el ego
El cuerpo astral
El sistema solar

lunes, 22 de febrero de 2010

Centros de Fuerza, de Arthur E Powell


En esta parte seguimos con otro extracto del tercer capitulo del libro, titulado Centros de Fuerza.

En el Doble Etérico, lo mismo que, incidentalmente, en cada uno de nuestros otros vehículos, hay ciertos Centros de Fuerza, o Chakras, según se los llama en sánscrito, palabra que significa literalmente rueda o disco giratorio.

Los chakras están situadas en la superficie del Doble, o sea como a un cuarto de pulgada sobre la piel del cuerpo. A la vista clarividente aparecen como vórtices o depresiones, como platillos de materia en rápida rotación.

Las fuerzas que fluyen por los chakras son indispensables para la vida del Doble Etérico, por lo tanto, cada individuo posee tales centros de fuerza, aunque el grado de desenvolvimiento de los mismos varía considerablemente. Cuando no están desarrollados su brillo es apagado y las partículas etéricas se mueven con lentitud, formando el vórtice meramente indispensable para la transmisión de la fuerza y nada más; en personas desarrolladas, en cambio, los chakras brillan y palpitan, resplandeciendo con enceguecedora luz, como soles en miniatura. Su tamaño varía desde unas dos pulgadas (5 cms.) hasta unas seis pulgadas (15 cms.) de diámetro.

En un niño recién nacido son pequeños círculos del tamaño de una moneda de tres peniques, pequeños discos duros que apenas se mueven, de los que se desprende un débil resplandor.
Los chakras etéricos tienen dos funciones distintas. La primera es absorber y distribuir Prana, o Vitalidad, al etérico y de éste al cuerpo físico, manteniéndolos así activos. La segunda función es traer a la conciencia física la cualidad, cualquiera que ella sea, inherente al centro astral correspondiente. La falta de desenvolvimiento de los centros etéricos explica por qué no se puede traer a la memoria del cerebro físico las experiencias astrales. Muchas personas están plenamente despiertas y vívidamente conscientes en el plano astral y tienen vidas activas en sus cuerpos astrales; sin embargo, al volver a sus durmientes cuerpos físicos, apenas se filtra en sus cerebros físicos memoria de la vida astral, simplemente porque no está construido el puente etérico necesario. Cuando los centros etéricos están desarrollados, hay plena y continua memoria, en el cerebro, de las experiencias astrales.

ESTRUCTURA DEL CENTRO DE FUERZA



La apariencia es la de platillo o vértice en la superficie del Doble Etérico, como a ocho milímetros de la superficie del cuerpo físico.
Función: Transferir fuerzas del Astral al Etérico.

En el cuerpo astral hay centros que corresponden a cada uno de los centros etéricos; sin embargo, como el centro astral es un vórtice de cuatro dimensiones, se extiende en dirección completamente diferente a la del etérico; de consiguiente, el centro astral
no siempre coincide exactamente con el etérico correspondiente, aunque alguna parte del mismo es siempre coincidente. Los centros etéricos se encuentran en la superficie del cuerpo etérico; los astrales están frecuentemente en el interior del cuerpo astral.
Hemos visto ya (Capítulo II) que existen siete variedades de Prana, todas las cuales están presentes en todos los chakras; pero en cada uno predomina una de las variedades sobre las otras.

El prana se precipita al centro de cada chakra de una dirección en ángulo recto al plano del chakra; "brota" sería quizás un término más adecuado, puesto que la fuerza procede del plano astral al etérico. Desde el centro del chakra, la fuerza irradia en ángulos rectos con respecto a la dirección de donde procede (es decir, en el plano de la superficie del Doble Etérico) en varias direcciones y en líneas rectas. El número de direcciones, que son similares a los rayos de una rueda, es diferente para cada chakra.

ESTRUCTURA DEL CENTRO DE FUERZA



Afluencia de la Fuerza Vital
En cada centro predomina grandemente una de las variedades de Fuerza Vital.
Esta afluencia de Fuerza Vital da vida al cuerpo físico.



La Fuerza Primaria se "expande" en el centro, y luego se precipita Radialmente hacia fuera, formando "rayos"; el número de estos "rayos" es diferente para cada centro.

Los rayos dividen el chakra en varios segmentos, como los pétalos de una flor; de ahí que en los libros hindúes los chakras se describan con frecuencia como parecidos a flores.


Formación de las fuerzas secundarias

Ahora bien, algo así como una barra imantada, metida en una bobina de alambre, establece o "induce" una corriente de electricidad en el alambre, en ángulo recto al eje del imán, así también la fuerza primaria de Prana, al entrar en el chakra, establece o induce fuerzas secundarias en el plano del chakra. Estas fuerzas secundarias circulan alrededor del mismo, pasando alternativamente por encima y por debajo de los rayos, de manera parecida a como los mimbres del fondo de un cesto circular pasan por encima y por debajo de los costillares o radios.


Cada una de estas fuerzas secundarias, que giran alrededor del chakra, tienen su propio ancho de onda característico; además se mueven, no en línea recta, sino en ondulaciones relativamente grandes, cada una de las cuales es un múltiple del ancho de onda dentro de ella. Los anchos de onda son muy diminutos; probablemente, en cada ondulación están comprendidos miles de ellos, aunque no se ha determinado todavía la proporción exacta. El efecto general es palpitante e iridiscente, como la madreperla o cierta variedad de cristal de Venecia. Se dice frecuentemente que los chakras corresponden con ciertos órganos físicos; en efecto, corresponden a los que están más cerca; pero, como ya se ha dicho antes, los chakras mismos no están en el interior del cuerpo, sino en la superficie del Doble Etérico.

La lista de los chakras y los nombres de los mismos son como sigue:



Los Nos. 8, 9 y 10, relacionados con los órganos inferiores, no son utilizados por los estudiantes de Magia "Blanca", aunque existen Escuelas que los utilizan. Los peligros relacionados con los mismos son tan serios, que debemos considerar el despertamiento de ellos como una de las mayores desgracias.

La afluencia de vitalidad a un chakra, o a través del mismo, es algo aparte y distinto del desenvolvimiento de los chakras, producido por el despertamiento de Kundalini.

jueves, 4 de febrero de 2010

Prana o Vitalidad, de Arthur E Powell


En esta parte seguimos con otro extracto del segundo capitulo del libro, titulado Prana o Vitalidad.

Los ocultistas saben que emanan del sol y llegan a nuestro planeta, a lo menos, tres fuerzas separadas y distintas. Es posible que haya incontables otras fuerzas, para nosotros desconocidas; pero de todas maneras conocemos estas tres. Ellas son :

1 - Fohat, o Electricidad.
2 - Prana, o Vitalidad.
3 - Kundalini, o Fuego Serpentino.

Fohat, o Electricidad, comprende prácticamente todas las fuerzas físicas conocidas, todas las cuales son convertibles unas en otras.
Tales son: electricidad, magnetismo, luz, calor, sonido, afinidad química, movimiento, etc.
Prana, o Vitalidad, es una fuerza vital, la existencia de la cual no es todavía reconocida por el científico ortodoxo occidental; aunque probablemente algunos de ellos sospechan tal existencia.
Kundalini, o Fuego Serpentino, es una fuerza sólo conocida por unos pocos. Es enteramente desconocida e insospechada por la ciencia ortodoxa moderna.
Estas tres fuerzas se mantienen distintas y ninguna de ellas puede, en este plano, convertirse en alguna de las otras.

Además, estas tres fuerzas no tienen conexión con las Tres Grandes Emanaciones

Las Emanaciones son esfuerzos precisos de la Deidad Solar. Fohat, Prana y Kundalini, por otra parte, parecen ser más bien resultados de Su Vida, Sus Cualidades en manifestación sin esfuerzo alguno visible.
Prana es una palabra sánscrita, derivada de pra, fuera; y an, alentar, moverse, vivir. Así Pra-an, Prana, significa alentar, aliento de vida o energía vital; expresiones que son los equivalentes más aproximados de la palabra sánscrita. Como según el pensamiento hindú no existe más que una Vida, una Conciencia, Prana se ha empleado para representar al Ser Supremo, a la energía del Uno, la Vida del Logos.

De ahí que se pueda decir que la Vida de cada plano es el Prana de tal plano, por ser Prana el aliento de vida en cada criatura.
"Yo soy Prana…Prana es vida", dice Indra, el gran Deva que está a la cabeza de la Jerarquía de vida del mundo inferior.

Prana en este caso significa claramente la totalidad de las fuerzas vitales.



Cada uno de éstos se manifiesta en todos los planos del Sistema Solar

En el Mundakopanishat se afirma que de Brahma el Uno viene de Prana, o Vida. Se describe también a Prana como Atma en su actividad hacia afuera: "De Atma este Prana nace" (Prashnopanishat). Shankara dice que Prana es Kriyashakti, el shakti de hacer, no el de conocer. Está clasificado como uno de los siete elementos, los cuales corresponden a las siete regiones del Universo, a las siete envolturas de Brahma, etc. Estas son: Prana, Manas, Eter, Fuego, Aire, Agua, Tierra.

Los hebreos hablan del "aliento de vida", al cual llaman "Nephesch", alentado en las narices de Adan. Nephesch, sin embargo, no es, estrictamente hablando, Prana únicamente, sino Prana combinado con el principio que sigue, Kama. Estos juntos constituyen la "chispa vital", es decir el "aliento de vida en el hombre, en la bestia o en el insecto; de vida física, material".

Traducido a términos más occidentales, a Prana en el plano físico se lo describe mejor como Vitalidad; como energía integradora que coordina las moléculas, células físicas, y las mantiene unidas en un organismo definido. Es el aliento de vida dentro del organismo; la porción del aliento de Vida universal, que un organismo dado se apropia durante el período de existencia corporal, al que llamamos "una vida". Si no fuera por la presencia de Prana, no podría haber cuerpo físico como un todo integral, actuando como entidad; sin Prana el cuerpo no sería más que un conjunto de células independientes; Prana las vincula y las conecta en un todo complejo, circulando por las hebras y trama de la "tela de vida", la riel ante tela de oro de finura inconcebible y de belleza delicada,formada de un sólo hilo de materia búdica, prolongación del Sutratma, en la trama del cual los átomos más toscos están agrupados.

Prana es absorbido por todos los organismos vivientes; pues, al parecer, es necesaria una provisión suficiente del mismo para la existencia de ellos. No es, por lo tanto, en sentido alguno un producto de vida; sino que el animal viviente, la planta, etc., son productos del mismo. Una excesiva porción de Prana en el sistema nervioso puede ser causa de enfermedades y de muerte, lo mismo que una porción insuficiente es causa de agotamiento y finalmente de la muerte.

H. P. Blavatsky compara el Prana, el activo poder productor de todos los fenómenos vitales, con el oxígeno, el mantenedor de la combustión, el gas dador de vida, agente químico activo en toda vida orgánica. También se compara el Doble Etérico, vehículo inerte de vida, con el nitrógeno, gas inerte con el cual se mezcla el oxígeno para adaptar al último para la respiración animal, y el cual también entra en gran proporción en todas las substancias orgánicas.

El hecho de que el gato esté preeminentemente dotado de Prana ha dado pie a la idea popular de que tiene "siete vidas"; lo cual parece tener indirectamente relación con los motivos que tenían en Egipto para considerar al gato como animal sagrado.
En el plano físico, Prana forma todos los minerales y es el agente regulador de los cambios químico-fisiológicos del protoplasma, los cuales causan diferenciación y la formación de los varios tejidos de los cuerpos de plantas, animales y hombres; los cuales muestran la presencia de Prana, por el poder de responder a los estímulos.
La mezcla de prana astral con prana físico crea materia nerviosa, que es fundamentalmente la célula, y da el poder para sentir placer y dolor. Las células se transforman en fibras como resultado del pensamiento; el prana que palpita en estas fibras es una composición de prana físico, astral y mental.
Dentro de los mismos átomos del plano físico, el prana circula a lo largo de las espirillas. En nuestra Cadena, en la primera Ronda, la Vida Monádica, fluyendo por la Triada Espiritual (Atma, Buddhi, Manas) vivifica la primera serie de espirillas y éstas son utilizadas por las corrientes pránicas que afectan al cuerpo físico. En la segunda Ronda, la Mónada vivifica la segunda serie de espirillas, por las cuales corre el prana relacionado con el Doble Etérico. En la tercera Ronda, la vida monádica despierta la tercera serie de espirillas, por las cuales circula el prana kámico, que hace posible la sensación de placer y de dolor. En la cuarta Ronda, la vida monádica despierta la cuarta serie de espirillas, que devienen el vehículo para el prana kama-manásico, haciendo así
a los átomos aptos para construir con ellos el cerebro para pensar.
Este es el punto hasta el cual la humanidad normal ha progresado. Ciertas prácticas de Yoga (en las cuales se ha de tener gran precaución, para no infligir algún daño al cerebro) producen el desenvolvimiento de las espirillas de las series quinta y sexta, las cuales sirven de canales para formas más elevadas de conciencia.
No se ha de confundir las siete espirillas del átomo con los "verticilos", de los cuales hay diez; tres toscos y siete más finos.
Por los tres más toscos fluyen corrientes de diferentes electricidades; mientras que los siete más finos responden a ondas etéreas de todas clases, sonido, luz, calor, etc.
La Doctrina Secreta habla de Prana como de vidas "invisibles" o "ardientes" que proveen de "energía vital constructiva" a los microbios, permitiéndoles así construir las células físicas. El tamaño relativo de la bacteria más diminuta, comparada con una
"vida ardiente", es como el de un elefante comparado con el infusorio más pequeño. "Toda cosa visible en este universo ha sido construida por tales vidas, desde el consciente y divino hombre primordial hasta los inconscientes agentes que construyen la materia. Por las manifestaciones de Prana, el espíritu, que carece de palabra, aparece como el hablador".
El conjunto de vitalidad constructiva, en el universo y en el hombre está así compendiado en Prana.
Un átomo es también una "vida", pero la conciencia del mismo es la del Tercer Logos. Un microbio es una "vida", pero la conciencia del mismo es la del Segundo Logos, apropiada y modificada por el Logos Planetario y por el "Espíritu de la Tierra".
La Doctrina Secreta habla también de un "dogma fundamental" de la ciencia oculta, de que el Sol es el depósito de la Fuerza Vital y que del mismo provienen las corrientes de vida que palpitan en el espacio, lo mismo que en el organismo de todo ser viviente en la tierra. Paracelso habló así de Prana: "El entero Microcosmos está potencialmente contenido en el Liquor Vitae, fluido nervioso. . .en el cual están contenidos la naturaleza, la cualidad, el carácter y la esencia de todos los seres."

El vestido de los ascetas hindúes está teñido de un amarillo-rojizo, con parches rosados, lo que quiere representar rudamente el prana en la sangre del hombre, el símbolo del principio vital en el Sol, o lo que se llama ahora cromosfera, la región de "color rosado".
Los centros nerviosos mismos son, naturalmente, provistos por la "envoltura-alimento" o cuerpo denso; pero Prana es la energía reguladora que actúa por medio de los centros nerviosos, haciendo que la envoltura-alimento obedezca, moldeándola para el propósito
que demanda el Yo, sentado en la Inteligencia superior.
Es importante notar que aunque los nervios están en el cuerpo físico, no es éste como tal el que posee el poder de sentir. Como envoltura, el cuerpo físico no siente; es receptor de impresiones únicamente. El cuerpo externo recibe el impacto; pero el poder de sentir
placer o dolor no está en sus células, salvo en forma vaga, amortiguada y "en masa", lo que da lugar a un sentimiento vago y difuso como, por ejemplo, el de la fatiga general.
Los contactos físicos son transmitidos al interior por Prana; estos son agudos, cortantes, penetrantes, específicos, muy diferentes de las sensaciones difusas de pesadez, procedentes de las células.
De manera que, en todos los casos, es Prana el que da la sensación de actividad a los órganos físicos y el que transmite la vibración externa a los centros de los sentidos, que están situados en kama, en la envoltura que sigue a la de Prana, el Manomayakosha. Es por medio del Doble Etérico que Prana circula por los nervios del cuerpo, y así les permite actuar, no sólo como conductores de impactos externos, sino también como fuerza motriz, originada desde dentro.

La acción de las corrientes vitales pránicas en los dobles etéricos de los minerales, vegetales y animales es la que despierta la materia astral latente envuelta en los constituyentes atómicos y moleculares de los mismos, produciendo así un "sacudimiento" que permite a la Mónada de la forma atraer materiales, con los cuales
los espíritus de la naturaleza forman una masa flojamente constituida, que será el futuro cuerpo astral.
En el mineral, la materia astral es tan poco activa que no hay acción perceptible del astral al físico. En las plantas superiores, la creciente actividad astral afecta al etérico y, por éste, a la materia densa. En los animales, la conciencia astral más desarrollada afecta el doble etérico y, mediante las vibraciones etéricas, se estimula el sistema nervioso, sólo vagamente insinuado en las plantas.
De manera que, los impulsos iniciados por la conciencia (dispuesta a experimentar) son los que causan las vibraciones astrales, las cuales producen vibraciones en la materia etérica; de modo que los impulsos vienen de la conciencia, pero la construcción del
sistema nervioso que la conciencia, en esta etapa, es incapaz de emprender, la efectúan los espíritus etéreos de la naturaleza, dirigidos por los Resplandecientes del Tercer Reino Elemental y por el Logos, actuando por medio del Alma Grupo.
Aparece primeramente en el cuerpo astral un centro, cuya función es recibir y responder a las vibraciones del exterior. Desde este centro, las vibraciones pasan al cuerpo etérico, produciendo los vórtices etéricos que atraen a sí mismo a las partículas físicas densas;
éstas, con el tiempo, forman una célula nerviosa, y grupos de células las cuales, al recibir vibraciones del mundo exterior físico, las retransmiten a los centros astrales; los centros físicos y astrales accionan y reaccionan entre sí, deviniendo cada uno, en consecuencia, más complicado y más efectivo. Con estas células nerviosas, se
construye primero el sistema simpático, por impulsos, como hemos visto, originados en el mundo astral; más tarde se construye el sistema cerebro-espinal por impulsos originados en el mundo mental.
El sistema simpático se mantiene siempre directamente relacionado con los centros astrales; pero es importante notar que estos no son los chakras astrales, de los cuales hablaremos más adelante, sino meramente acumulaciones en la envoltura astral, que forman el principio de los centros que construirán los órganos del cuerpo físico. Los chakras astrales no se forman hasta un período muy posterior en la evolución.
De estos centros (que no son los chakras) se forman luego diez órganos en el físico; cinco para recibir impresiones, Jñanendriyas, "sentidos de conocimiento". o centros sensorios en el cerebro, que, con el tiempo, se conectan con los ojos, oídos, lengua, nariz y piel; y cinco para transmitir vibraciones de la conciencia al mundo exterior, Karmendriyas, "sentidos de acción" o centros que causan acción; estos son los centros motores del cerebro, para conectarlos con los órganos de los sentidos en las manos, pies, laringe, órganos de generación y de excreción.
El estudiante ha de notar cuidadosamente que el prana que circula por los nervios, está completamente separado y es distinto de lo que se llama magnetismo humano, o fluido nervioso, el cual es generado dentro del propio cuerpo. Este fluido nervioso o magnetismo mantiene a la materia etérica en circulación por los nervios, o más exactamente, por una envoltura de éter que encierra a cada nervio, muy similar a como circula la sangre en las venas. Así como la sangre lleva oxígeno al cuerpo, el fluido nervioso lleva prana.

Además, así como las partículas del cuerpo físico denso cambian y son reemplazadas constantemente por partículas nuevas, derivadas del alimento, del agua y del aire, así también, las partículas del cuerpo etérico cambian y son reemplazadas constantemente por partículas etéricas frescas, las cuales son absorbidas por el cuerpo con el alimento que se come, con el aire que se respira y con prana en forma de glóbulos de vitalidad, como se describirá enseguida.
Prana o vitalidad, existe en todos los planos, físico, astral, mental, etc.
Prana, la Vida Una, es "la maza a la cual están adheridos los siete rayos de la rueda universal.Se ha de tener en cuenta, además, que prana en el plano físico es séptuple, es decir, que existen siete variedades del mismo.

Un átomo físico ultérrimo

La fuerza vital penetra en el átomo


El átomo atrae a otros seis átomos.
La fuerza vital da al átomo más vida y poder de atracción



Formación del glóbulo

El glóbulo de vitalidad es un elemento hiper-meta-proto; es decir, del nivel sub-atómico, y es único en sentido de que es creado y mantenido unido por fuerzas procedentes del Segundo Logos (Química Oculta)

Descubrimos así una interesante luz proyectada sobre la íntima relación entre la salud espiritual, mental y emocional y la salud del cuerpo físico; lo que nos recuerda el bien conocido dicho del Señor Buda de que el primer paso en el camino al Nirvana es la salud física perfecta.
El glóbulo de vitalidad, una vez cargado, permanece como elemento subatómico y no parece estar sujeto a cambio alguno o pérdida de fuerza, salvo y hasta que es absorbido por alguna criatura viviente.